02 April 2008

CUIDADOR DE AUTOS....Mansión Ingrata..


….Estaba don Federico en el suelo, con las manos sobre la cabeza y concentrado solo en que no se viera su reloj de oro que en vano trataba de ocultar en el pliegue de su chaqueta. Junto a el estaba el guardia del banco y el resto de los clientes preferenciales, todos boca abajo mientras los asaltantes desvalijaban las cajas.

Don Federico Ariztoshelli , gran cirujano plástico, de excelente reputación y pasar económico, a estas alturas de su vida, 56 años, ya no necesitaba seguir ejerciendo su profesión, lo hacia simplemente por gusto, como es el sueño de muchas personas y no por necesidad material o económica.

Tenia un solo hijo, Nibaldo, 22 años, el cual desperdiciaba su tiempo en la escuela de medicina de la Facultad, a la que había ingresado hace 4 años atrás y en la que poco lograba avanzar, gracias a su fiesta empedernida y su derroche de dinero en amigos, viajes, alcohol y drogas..

El día del asalto, Don Federico andaba solo, casi siempre se hacia acompañar por un empleado de su clínica, por mayor seguridad, ya que su movimiento era de muchos millones y por eso había llegado a ser elegido el cliente TOP del mes; pero esta vez fue solo, para su peor suerte o quizás para mejor suerte de su empleado.

Al momento de pasar un delincuente a su lado y casi tropezar con el, se dio cuenta del gran reloj que traía consigo don Fede, y aullando de alegría, lanzo un zapatazo feroz a la cara del hombre, quien cayo medio metro atrás por la fuerza del impacto, mientras el ladrón le sacaba ansiosamente la joya de su muñeca.

Fuera del banco había un BMW negro esperando con un cómplice dentro y el motor en marcha, seguramente el auto era robado en un reciente atraco para suministrar movilización al asalto bancario.
El cuidador de autos de la sucursal, don Jovito, un hombre curtido y con cara de pescador de altamar, con su gorra sucia y su barba a medio cortar, con sus 63 años a cuestas y conocedor del oficio de cuida autos, ahí estaba, ….observando al situación y sin siquiera un atisbo de llamar a la policía…. ¿Para que ? - se preguntaba - si no harán nada , los tipos se arrancaran igual …

Don Jovito había vivido muchos asaltos en su vida de cuidador de autos, ya sea fuera de los supermercados, fuera de las farmacias, o como en esta ocasión, fuera del Banco.
En su banquita de madera mientras intentaba leer el diario para no meterse en lo que estaba pasando dentro del banco, sintió un fuerte disparo que lo sobresalto,…. Miro al BMW y el tipo que estaba al volante gritaba desaforado - ¡¡¡ no se piteen a nadien, no se piteen a nadien ¡!!! Se notaba que era el líder de la banda.

En el interior del banco estaba el delincuente apuntando a la frente de Don Federico, mientras esperaba que este le dijera donde vivía y le diera todas sus tarjetas de crédito y sus claves; don Fede estaba a punto de llorar y un frío sudor le bajaba de su frente nublándole los ojos y tan solo pensaba que deseaba vivir, mas que nadie en el mundo el deseaba vivir…







Jovito, al darse cuenta de esta situación, lentamente ingreso al banco, haciendo como si no se hubiese enterado que este era asaltado en ese momento, al ingresar lo primero que sintió fue venirse el suelo sobre su cara, ya que un delincuente que custodiaba la puerta y había desactivado las cámaras, lo tumbo de un puntapié al suelo y lo arrastro de los canosos y limpios cabellos hacia el lado donde estaba don Federico, el cual no dejaba de emanar sangre desde su nariz.. Jovito le dijo – Jefe, tranquilo, yo lo ayudo a salir de esta
El doctor lo miro sorprendido y solo atino a hacerse a un lado de aquel diminuto hombre que le ofrecía su ayuda, ¡¡ a el ¡! A Federico Ariztoshelli…un cuidador de autos, que para lo único bueno que sirven es para rayarlos ¡!! No, a mi este viejecillo no se me acerca - …pensó el doctor

Cuando los asaltantes se disponían a salir del banco, tomaron del cuello a don Federico intentando llevárselos consigo para ir a su casa a terminar el atraco, el doctor opuso resistencia y de improviso cayo inconciente al suelo a causa del golpe con la empuñadura de una pistola…. Lo arrastraron a la puerta de vidrio y escucharon las sirenas de la policía que se acercaba, subieron al BMW con su presa y salieron raudos por la avenida costanera en dirección a La Dehesa…

Don Jovito se levanto y tomo un taxi rápidamente, siguiendo el vehiculo, que estaba a unos 10 metros por delante, mientras marcaba el 133 de la policía desde su viejo y anticuado celular, indicándoles que el sabia donde iban los ladrones ya que había memorizado la dirección que don Federico les entrego mientras el entraba al banco.
Les pidió a los policías que llegaran antes a esa dirección y que en lo posible no fueran con radiopatrullas para no alertar a los delincuentes de su presencia.


Efectivamente, llegaron los ladrones con don Federico, quien lentamente recupero la conciencia y lo bajaron del auto para que abriera con sus llaves la inmensa reja que custodiaba su mansión,
Los ladrones ingresaron al inmueble esperanzados en que esta vez si darían con un gran botín en especies y joyas como la que le habían sustraído de su muñeca al dueño de casa, pero cuan grande fue su sorpresa al entrar a la casa, al ver que esta estaba totalmente deshabitada y silenciosa, lo tomaron como una mala señal así que se apresuraron a ir a las habitaciones mientras dejaban amarrado a don Federico en la cocina,

Don jovito, a una cuadra del lugar y ya fuera del taxi, observaba ansioso al escena mientras rogaba que los policías hubieran hecho caso a su llamado y no pensaran que era tan solo una mas de las miles de bromas que reciben día a día en su central telefónica.

De pronto escucho disparos desde el interior de la mansión, corrió a colocarse frente a ella cubierto por un gran álamo que adornaban esas verdes veredas y trato de ver que es lo que sucedía adentro.

Mientras en el interior de la mansión, los ladrones fueron sorprendidos y reducidos rápidamente por los balazos al aire que los policías, que esperaban en grupos de 4 en cada habitación, dieron, a manera de sorprenderlos y detenerlos rápidamente.
Uno a uno fueron saliendo los delincuentes, incluido el chofer y líder que también había bajado de su BMW para ingresar a la casa.

Don jovito respiro aliviado y una vez que los ladrones fueron ingresados a los carros policiales que llegaron en cuestión de segundos a la vivienda el dejo su escondite y cruzo la calle para tratar de ver a don Federico.
El doctor, al salir, con su rostro rojo e hinchado producto de los golpes y su impecable cuello blanco cubierto de sangre, al ver al cuidador de autos del banco no hizo más que esbozar una sonrisa. Jovito se le acerco y le susurro - patrón, le dije que lo iba a sacar de esta ve ?-si siempre le cuido su auto pue’ como no iba a cuidarlo a uste’ ?

Don Federico, con los agentes de la policía ya entrevistándolo y aprestándose a ir a la unidad mas cercana a entablar la denuncia, solo le dirigió una mirada compasiva a aquel pobre hombre que lo había ayudado, y le dirigió su mano con un billete de 5 mil pesos al bolsillo del delantal azul del cuidador…este hizo ademán de rechazarlo, no era su intención, había arriesgado su vida, tan solo para ayudar al cliente del banco y no quería dinero, pero don Federico no le dio oportunidad de nada y se subió a su mercedes benz acompañado de un policía, rumbo a la comisaría.

Jovito quedo solo, ahí en ese lugar desconocido y tan hermoso, mirando las bellas casas que en nada se parecían a las de su población y preguntándose que es lo que había hecho mal para que el doctor ni siquiera le agradeciera y lo ofendiera dándole un miserable billete que el nunca pidió.

En estas cavilaciones estaba cuando al cruzar la calle para ir en busca de algún paradero donde encontrar una micro que lo regresara al banco, sintió un fuerte ruido a su derecha y apenas alcanzo a mirar cuando el auto rojo se le venia encima con su chirriar de neumáticos y tambaleante zigzagueo.


El golpe fue en la cadera y no lo sintió, .. quizás sus viejos huesos ya ni dolor le producían y lo único que alcanzo a pensar mientras volaba por los aires como un viejo muñeco de trapo, era en su viejita y sus dos perros, que lo esperaban en casa, allá en esa población donde todos lo conocían, donde el, el chico Jovito, era el presidente del club de fútbol de toda su vida, ………solo atino a pensar en milésimas de segundos antes de caer al pavimento, que lo único que esperaba de este trágico día era que su vieja linda no quedara sola ya que no podía levantarse temprano todos los días como el, para darle de comer a sus perros y regar las hermosas flores de su pequeño y artesanal jardín…

Al caer, su cuerpo rodó por tres metros hacia delante y sintió fuertes pinchazos en todos sus músculos añosos, las imágenes de don Federico pasándole los 5 mil pesos, la de su vieja, sus perros y los autos que había dejando abandonados en el banco hace una hora atrás le sucedieron con velocidad de un rayo, hasta que todo su mundo y recuerdos se hicieron nada, en un silencio abrupto y sobrecogedor.

Su cuerpo quedo tirado en la calle, con su cabeza doblada hacia arriba producto del golpe que se dio el cuello en la cuneta al caer y que en definitiva le quitaron la vida….

No alcanzo a escuchar el rápido acelerar del auto rojo en su huida, ni tampoco logro escuchar el grito de euforia del conductor ebrio que iba al volante, ….al parecer, Nibaldo nuevamente no llegaría a almorzar a casa y tampoco iría a la facultad de medicina, pues siguió raudo su loca carrera por la avenida verde y solo pensaba en la adrenalina del momento, y también en como le diría a su padre que había chocado con el “ árbol” que le abollo su lujoso y nuevo auto que recién, hace cosa de días le habían regalado para su cumpleaños…don Federico en eso era tajante, le compro el auto con la condición que lo cuidara al maximo porque muchos darían lo que fuera por tenerlo y lo primero que le advirtió fue que no permitiera nunca que un cuidador de autos se lo lavara…..lo dejan siempre rayado esos viejos- le había dicho a su hijo…